Reportaje de New York 1991

Recuerdo a New York

Cuando pienso en New York, me viene a la mente una explosión de sensaciones inolvidables. Es la ciudad que nunca duerme, donde la energía vibrante se percibe en cada esquina. Pienso en esos paseos por Central Park, en los que el murmullo de la vida urbana se mezcla con la calma de la naturaleza, y en cómo la luz del atardecer se refleja en los rascacielos de Manhattan, creando un espectáculo de tonalidades doradas y sombras misteriosas.

Recordar New York es evocar el bullicio de Times Square, con sus pantallas gigantes iluminando rostros y sueños, y la diversidad de culturas y voces que se cruzan en un mismo instante. Es la sensación de tomar un café en una pequeña cafetería de barrio, rodeado de historias que se entrelazan, o disfrutar de la vista incomparable desde un puente como el Brooklyn, donde los horizontes se funden con el cielo. Cada detalle, desde el aroma de los pretzels recién horneados hasta el eco de los pasos sobre el asfalto, contribuye a un recuerdo que captura la esencia de una ciudad única, un lugar donde cada experiencia se siente intensa y llena de posibilidades.

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