Mauthausen-Gusen

Para llegar desde Wels a Mauthausen-Gusen, tienes varias opciones:

  • En tren: Puedes tomar un tren desde Wels hasta Mauthausen. El trayecto dura aproximadamente 30 minutos y es una opción cómoda y rápida. Desde la estación de tren de Mauthausen, puedes caminar o tomar un taxi para llegar al campo de concentración.

  • En coche: Es la opción que elegimos nosotros durante la visita a difentes lugares de Austria. Si prefieres conducir, el trayecto en coche desde Wels a Mauthausen-Gusen dura alrededor de 40 minutos. Es una ruta directa y te permite mayor flexibilidad para explorar los alrededores.

  • En autobús: También hay opciones de autobús que conectan Wels con Mauthausen. Aunque el tiempo de viaje puede ser un poco más largo que en tren o coche, es una alternativa económica.

Puedes encontrar más detalles sobre horarios y precios en Rome2Rio o consultar mapas y rutas en Google Maps.

El campo de concentración de Mauthausen-Gusen

Es un lugar de profunda reflexión histórica, ubicado cerca de la ciudad de Mauthausen, en Austria. Este complejo fue uno de los más grandes y duros del régimen nazi, diseñado inicialmente para prisioneros políticos y, más tarde, utilizado para tareas de exterminio y trabajos forzados. Hoy en día, se ha convertido en un museo y memorial que honra a las víctimas y educa sobre los horrores del Holocausto.

Para visitarlo, ya habiamos planificado todo con antelación. El sitio ofrece visitas guiadas y audioguías en varios idiomas, lo que permite comprender mejor la historia y los eventos que ocurrieron allí. También es importante, si lo pensáis visitar, que verifiquéis los horarios de apertura, ya que pueden variar según la temporada. Considero nuestra visita cómo una oportunidad para aprender y reflexionar.

A la derecha está el aparcamiento y la recepción al centro

En la recepción

En la recepcion nos dan instrucciones de todo y descargamos una aplicación multi-idioma para guiarnos en la visita.

La Guía Virtual del Memorial del Campo de Concentración de Mauthausen te permitirá obtener información acerca de la historia del sistema de campos de concentración de Mauthausen/Gusen. Entre 1938 y 1945, unas 190.000 personas procedentes de más de 40 países estuvieron recluidas en los campos de concentración de Mauthausen y Gusen o en uno de los subcampos. De ellas, fueron muertas un mínimo de 90.000 personas. El Memorial del Campo de Concentración de Mauthausen es actualmente un espacio internacional de memoria y educación histórico-política.
La Guía Virtual presenta una estructura modular por espacios y se le añaden continuamente módulos nuevos.

Descarga de la aplicación para android. Existe tambien una app para dispositivos apple.

Guía de Mauthausen en la red para utilizar con smartphone o pc.

El campo de concentración esta dividido en zonas claramente indicadas para guiarte con la aplicación

Muchas de las imagenes que muestro de Mauthausen son fotogramas de vídeo convertidos en fotos. Los fotogramas de vídeo pueden capturar momentos únicos y transmitir emociones de una manera que las fotos tradicionales a veces no logran. Además, el enfoque en vídeo nos permite una narrativa más dinámica y envolvente.

 

Campo de concentración de Mauthausen

La historia de Mauthausen y Gusen es una de las páginas más oscuras de la Segunda Guerra Mundial, pero hoy en día también es una fuente importante de memoria y reflexión. Durante el conflicto, el campo de concentración de Mauthausen, inaugurado en agosto de 1938, se convirtió en un símbolo del terror nazi en la región. Se ubicaba en una colina sobre el pueblo de Mauthausen, en Alta Austria, y sirvió como centro principal de un complejo que incluía numerosos subcampos, entre ellos los conocidos como Gusen, situados en las cercanías del pueblo de St. Georgen/Gusen. Los prisioneros, entre políticos, judíos, combatientes y prisioneros de guerra soviéticos, se vieron forzados a realizar trabajos extenuantes en condiciones inhumanas, especialmente en las canteras de granito, donde se instauró la célebre "escalera de la muerte" que simboliza el sufrimiento y la brutalidad vivida allí. Se estima que decenas de miles de personas perdieron la vida en este sistema de campos de concentración, siendo Mauthausen y sus extensos subcampos responsables de uno de los índices de mortalidad más altos de dicho régimen.

Hoy, el espacio donde se erigieron el pasado terrorífico y la opresión nazi se ha transformado en un lugar de memoria y enseñanza, esencial para que las generaciones actuales y futuras comprendan la magnitud de lo ocurrido. El complejo de Mauthausen se ha convertido en un museo y memorial, preservando vestigios y reconstrucciones que permiten a los visitantes adentrarse en la historia y sentir, a través del recorrido, el dolor y la resistencia de las víctimas. Los espacios originales —como la entrada del campo, algunas de las áreas de trabajos forzados y los edificios de la época— son conservados y se integran en exposiciones que relatan el funcionamiento del sistema represivo nazi, haciéndose eco también de los submemoriales asociados a Gusen. Este esfuerzo de preservación educativa transforma un pasado de horror en una lección perdurable sobre los riesgos del totalitarismo y la importancia de la memoria histórica.

Además, el acceso moderno a estos sitios es un ejemplo de cómo la sociedad actual se compromete a transformar la tragedia en una herramienta de aprendizaje. Desde Viena o Linz, por ejemplo, los visitantes pueden trasladarse con facilidad a Mauthausen en tren o autobús, lo que evidencia el esfuerzo en la promoción de la educación histórica. Las visitas guiadas y los programas educativos implementados en el memorial permiten explorar, de manera detallada y respetuosa, las condiciones a las que fueron sometidos los prisioneros, las estructuras de control y el impacto devastador de la maquinaria represiva nazi. En este sentido, la transformación de Mauthausen y Gusen de centros de terror a espacios de recuerdo es un llamado a no olvidar, a aprender de la historia y a construir un futuro basado en la tolerancia y el respeto por los derechos humanos.

Si bien la herida del pasado sigue abierta en la memoria colectiva, los esfuerzos por preservar la verdad y formar generaciones conscientes son testimonios del poder redentor del recuerdo. Explorar estos espacios no solo es un acto de homenaje hacia quienes sufrieron, sino también una forma de incentivar el diálogo, la reflexión y la educación crítica respecto a nuestra historia común.

 

¿Qué eventos clave ocurrieron en Mauthausen durante la guerra?

Durante la guerra, la historia de Mauthausen estuvo marcada por una serie de eventos determinantes que reflejan tanto la brutalidad del régimen nazi como la evolución del uso de este campo de concentración:

  1. Fundación y expansión del sistema de campos: Mauthausen se estableció en abril de 1938, poco después de la anexión de Austria por la Alemania nazi. Originalmente funcionó como un satélite del campo de concentración de Dachau en Alemania, pero en la primavera de 1939 se transformó en un campo independiente. A partir de ese momento, comenzó a formar parte de un complejo que incluía numerosos subcampos, entre ellos los notables Gusen, lo que permitió al régimen expandir el uso de mano de obra esclava en las canteras locales y en diversas obras forzadas. Esta transformación estructural marcó el inicio de un sistema de represión extremadamente cruel y organizado

  2. Diversificación y brutalidad en la selección de prisioneros: Desde sus inicios, Mauthausen recibió a un variado grupo de prisioneros: inicialmente criminales, opositores políticos y "elementos asociales", pero con el transcurso de la guerra se amplió la diversidad de las víctimas. En noviembre de 1941 se empezaron a recibir prisioneros de guerra soviéticos, y en mayo de 1941 también llegaron los primeros judíos, incrementándose notablemente su número a partir de 1944, cuando se deportaron judíos procedentes de Polonia y Hungría, así como sobrevivientes de las trágicas marchas de la muerte provenientes de otros campos de exterminio. Esta diversificación refleja el perpetuo incremento en la brutalidad y el alcance del sistema represivo nazi.

  3. Condiciones inhumanas y violencia letal: Uno de los episodios más simbólicos y desgarradores fue el empleo de los prisioneros en trabajos forzados, en particular en la extracción de piedra en las canteras de granito. En estas canteras se implementó lo que llegó a conocerse como la “Escalera de la Muerte”, una empinada escalera por la que los prisioneros eran obligados a subir y bajar en condiciones que causaron la muerte de muchos debido al agotamiento y a los castigos brutales. Además, durante la fase final de la guerra, el campo fue escenario de evacuaciones caóticas y mortales marchas de la muerte, en las que los pocos sobrevivientes de otros campos eran obligados a caminar largas distancias en condiciones extremas hasta que el horror de Mauthausen se intensificaba aún más. Finalmente, en mayo de 1945, la llegada de las fuerzas aliadas significó la liberación del campo, marcando el fin de su uso como institución de terror nazi.

Estos eventos no solo encapsulan la evolución y la brutalidad del sistema de campos de concentración, sino que también han dejado una huella imborrable en la memoria colectiva, siendo hoy en día un recordatorio permanente de los horrores a los que puede llegar la humanidad cuando se entrega a ideologías de odio y represión.

 

Mapa del campo y zonas

Imágen aérea histórica del campo en plena campaña

Mapa actual.

  1. Campo de concentración de Mauthausen
  2. Construcción del campo
  3. "Campo sanitario"
  4. Cantera
  5. Recinto de los monumentos
  6. SS y Comandancia
  7. El ingreso en el campo
  8. Plaza de las formaciones
  1. La Barraca 1
  2. Barracas de los presos
  3. "Barraca de los judíos"
  4. La alambrada y el vertedero de cenizas
  5. Campo de las tiendas
  6. Barraca de las cocinas
  7. Cementerios
  8. "Recinto de cuarentena"
  1. Campo de concentración de mujeres
  2. Barraca 20 Barraca de la muerte
  3. Campo II
  4. Campo III
  5. Enfermería
  6. Crematorios y zona de ejecuciones
  7. Prisión del campo
  8. Liberación

 

1. Campo de concentración de Mauthausen

Campo de concentración de Mauthausen

El campo de Mauthausen perteneció entre 1938 y 1945 a una red de campos de concentración que se extendió a lo largo del conjunto del Reich alemán y posteriormente también sobre parte de los territorios ocupados. Estos campos iban a servir para el internamiento de los oponentes políticos y de miembros de otros colectivos sociales que en el Reich alemán fueron considerados por los nacionalsocialistas como indeseables. Sin embargo, tras el comienzo de la Guerra la mayoría de los presos provino de los países ocupados. Ademas de por motivos políticos, fueron también internados en el campo de concentración por motivos raciales. La mayor parte de los presos del campo de concentración procedieron de Polonia y de la Unión Soviética. También fueron muchos los procedentes de países de del sur y del oeste de Europa. Entre los presos llegaron a reunirse ciudadanos de más de 40 naciones distintas. Los presos estuvieron recluidos en los años iniciales en el campo principal de Mauthausen y en el campo anejo de Gusen. Una gran parte proporcionaba trabajos forzados en las canteras. A partir de 1942 se formó – a partir del campo principal ubicado aquí, en Mauthausen – una red de más de 40 subcampos, donde la mayor parte de los presos fueron utilizados como trabajadores forzados en la producción de armamento.

 

2. Construcción del campo

El alto muro que se encuentra ante nosotros separaba el campo de los presos
– el Häftlingslager – del resto de las zonas del campo.

El alto muro que se encuentra ante nosotros separaba el campo de los presos – el Häftlingslager – del resto de las zonas del campo. La construcción del campo de concentración de Mauthausen comenzó en agosto de 1938 – pocos meses después del „Anschluss“, la anexión de Austria a la Alemania nacionalsocialista. Los primeros presos fueron transferidos desde el campo de concentración de Dachau. Al principio el campo constaba únicamente de barracones de madera y de una recinto de alambradas electificadas. Las construcciones en piedra maciza y el recinto amurallado no se levantaron hasta más tarde. Hoy sólo se conservan partes de lo que en su día fue el campo de los presos. También sobre el recinto que rodea el Centro de Visitantes se encontraban en su día barracas que utilizó la SS como oficinas, talleres y como alojamientos para su personal.

En su mayor parte los presos fueron transportados a Mauthausen en grandes grupos y en tren, principalmente en vagones de mercancías o para el transporte de ganado. Desde la estación tenían que marchar –en medio de las vejaciones y los golpes por parte de los guardias – durante cuatro kilómetros, atravesando la localidad y hasta subir al campo de concentración. Muchos tenían ya a sus espaldas una larga historia de persecución y cárcel. Habían sido tranferidos desde otros campos o prisiones. Tras un largo transporte, era frecuente que llegasen a Mauthausen sin fuerzas o enfermos.

 

3. "Campo sanitario"

Aquí se encontraba en tiempos del campo de concentración un escenario de muerte masiva.

Donde hoy se encuentra la pradera con árboles que Vd. puede ver, se encontraba en tiempos del campo de concentración un escenario de muerte masiva. Aquí se levantó el llamado „Sanitätslager“, el „Campo Sanitario“. En 1941 fue levantado, destinado originalmente a ser un campo para prisioneros de guerra soviéticos. Constaba de varias barracas de madera, rodeadas de una alambrada electrificada con alta tensión. Cuando en el verano de 1943 se terminó la construcción de este campo, la mayoría de los prisioneros de guerra soviéticos habían muerto ya. El campo fue utilizado a partir de entonces para el alojamiento de presos enfermos, que no resultaban aptos para el trabajo. Aquí se alojó a miles de personas, abandonadas a la muerte, en ausencia de una alimentación suficiente y de atención médica. Muchos de estos enfermos habían sido previamente transferidos de regreso al campo de Mauthausen, procedentes de alguno de los más de 40 subcampos.

El superviviente austríaco August Kammhuber dice sobre el Campo Sanitario:
„[…] he visto diariamente a docenas de personas que reventaban, sin que yo estuviera en situación de proporcionarles la menor ayuda. […] No pasaba ningún día en que no se extrajera a docenas de muertos en medio de quienes permanecían vivos a medias, ya que el lugar de un muerto era ocupado de nuevo de inmediato.“

En las inmediaciones del Campo Sanitario se encontraba a su izquierda un lugar que era utilizado para el ocio de los SS: en lo que en aquel tiempo era un campo de fútbol se llevaban a cabo partidos, con frecuencia contra equipos de la Región. También la población civil del entorno podía asistir a estos partidos y se convertía así en testigo indirecto de la muerte masiva en el campo sanitario.

 

4. Cantera

... tenía que subir bloques de granito de hasta 50 kilos hasta
lo alto del campo a través de la escalera de la cantera.

Las canteras de granito en Mauthausen y Gusen fueron el motivo de que en estos lugares se erigieran campos de concentración por parte de la SS. Para la explotación y el aprovechamiento económico de las canteras se había fundado por ésta una empresa propia, la Sociedad „Deutsche Erd- und Steinwerke“, o „Tierras y piedras alemanas“. La empresa se aprovechaba el trabajo duro de los presos de los campos de concentración y obtenía unos enormes beneficios. La cantera de Mauthausen formó pronto, junto con la del campo anejo de Gusen, ubicado a cuatro kilómetros, un enorme complejo industrial.

La cantera fue también un espacio de exterminio. El llamado Kommando de los portadores de piedras, también llamado „Strafkompanie“, „Compañía disciplinaria“, tenía que subir bloques de granito de hasta 50 kilos hasta lo alto del campo a través de la escalera de la cantera. Por ellos los presos se referían a esta como „escalera de la muerte“. Además aquí también se asesinaba a los presos de forma deliberada. Se les disparaba o bien se les enviaba a la muerte al hacerles caer por el precipicio. A estos últimos la SS los denominaba cínicamente como „Paracaidistas“.

El superviviente polaco Stefan Niewiada fue testigo presencial de una de estas situaciones: „He visto crímenes de los que fue víctima un grupo de judíos holandeses. El grupo estaba formado por unas 100 personas. Les hicieron poner en fila y fueron obligados a empujarse unos a otros desde lo alto de las rocas. Yo trabajaba a unos 150 metros del lugar donde se estrellaban. La Compañía Disciplinaria llevaba después los cadáveres al Crematorio.“

A partir del año 1943 la empresa de canteras experimentó un progresivo declive, dado que la industria de armamento había adquirido un papel preferente. Junto a las canteras se producían piezas para la aviación, en grandes naves que hoy ya no se conservan en el lugar.

 

5. Recinto de los monumentos

El recinto de los monumentos que fue levantado en las décadas sucesivas

Cuando en 1949 se constituyó el Memorial del Campo de Concentración, lo que permanecía eran sólo vestigios de lo que había sido originalmente el Campo. Muchas de las barracas de madera fueron derribadas, saqueadas o vendidas por el Estado, al igual que ocurrió con la hilera de barracones de las oficinas y la tropa de las SS, que había estado situada a lo largo del camino que da acceso al portal del campo. En su lugar fueron erigidos a partir de los años 50 distintos monumentos de aquellas naciones a que habían pertenecido las víctimas del campo de concentración. El recinto de los monumentos que fue levantado en las décadas sucesivas es hoy un reflejo de las relaciones políticas del periodo de posguerra y de la Guerra Fría. Muchos de los Estados aquí representados – como la Unión Soviética, la RDA, o Yugoslavia – ya no existen. Otros – como por ejemplo Ucrania – se sumaron con posterioridad y quisieron verse representados en lo sucesivo. Los monumentos tienen con frecuencia un carácter nacional, heroico y viril. Así durante mucho tiempo quedaban relegados aquellos presos que no correspondían a esta imagen, como los deportados civiles; las víctimas de la persecución racial; los homosexuales y también las mujeres. No fue sino hasta los años 70 cuando se erigió un monumento dedicado a las víctimas judías y fue en los años 90 cuando se dedicó uno a las víctimas de las poblaciones Roma y Sinti.

 

6. SS y Comandancia

SS y Comandancia

La vigilancia y la dirección del campo de concentración correspondía a la llamada „Schutzstaffel“ („Sección de Defensa“), abreviada como „SS“. Era el brazo armado del NSDAP, el partido nazi. Tras la toma del poder por parte de los Nacionalsocialistas se les atribuyeron competencias policiales y militares.

El actual recinto de los monumentos fue originalmente un espacio destinado a la SS del campo de Mauthausen. Junto a varias barracas ocupadas por el personal y por las oficinas se encontraban aquí también el edificio de la Jefatura, la sede del la que fue la Comandancia del campo. Ésta es la única que se conserva.

Al frente de la SS del campo estaba el Comandante. Subordinados a él estaban los Oficiales SS, los Suboficiales y los guardias. El número de quienes integraban estas categorías se incrementó con el creciente número de la masa de presos del campo. Hacia el final de la guerra integraban al cuerpo de vigilancia en el campo principal y en los campos externos cerca de 8.000 hombres. Para los altos Oficiales de la SS se levantó cerca del Campo un conjunto residencial, donde éstos vivían con sus familias. Hubo distintos contactos entre la población de la zona y los miembros de la SS: relaciones económicas, celebraciones en común, y matrimonios. Pero también se dieron casos de reyertas de taberna y otros conflictos.

En los siete años de existencia del campo de concentración de Mauthausen hubo sólo dos Comandantes: Albert Sauer ocupó esta función hasta principios de 1939. Franz Ziereis, su sucesor, fue Comandante del Campo hasta la liberación. Cuando intentaba huir de miembros de las fuerzas aliadas, fue alcanzado por disparos y se le condujo al campo de Gusen. Antes de su muerte confesó en su interrogatorio los crímenes en masa que se habían cometido en Mauthausen. Sin embargo, intentó achacar las responsabilidades para esos hechos a sus superiores y también a sus subordinados.

 

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El portal del campo era el único acceso al campo de los presos.

 

7. El ingreso en el campo

El ingreso en el campo

El portal del campo era el único acceso al campo de los presos. Por ello era vigilado y controlado. Los presos recién llegados entraban por este portal por primera vez al campo. A esto seguía un largo procedimiento de ingreso, siempre acompañado de torturas y vejaciones. Esto significaba para los presos un corte y una ruptura con la que hasta entonces había sido su experiencia vital.

Los presos tenían que situarse en formación a lo largo del muro el campo. Con frecuencia se les hacía permanecer allí en pie durante horas, sin importar si hacía un calor abrasador en verano o durante una helada invernal. Muchos morían por agotamiento o por los golpes de los Kapos y de los hombres de la SS. En la jerga del campo se denominaba esta parte del muro del campo como „Muro de las lamentaciones“. Una vez que los presos habían sido registrados y se les hubieran retirado su vestimenta y sus efectos personales, se conducía a los presos al sótano situado enfrente, en la barraca de la Lavandería.

Escalera que conduce al sótano

El italiano Alberto Todros rememora esto: „Nos llevan a una escalera que conduce al sótano de la barraca. La ropa, las maletas, los paquetes, permanecen fuera en un montón. Los primeros de nosotros bajan por la escalera y entran en una […] sala donde otros presos, sin espuma y con máquinas de afeitar totalmente desgastadas, nos afeitan el cuerpo entero. Deprisa, deprisa, uno tras otro. En tal estado nos empujan a una segunda sala donde hay duchas. En cuanto este espacio está lleno, llega el agua y nos ordenan lavarnos. Entonces vamos por una segunda puerta y llegamos a un montón de camisas y calzoncillos. […] Quien está flaco recibe tal vez una ropa amplia y quien es pequeño, la más grande posible. Nos miramos unos a otros y casi ya no nos reconocemos ... No tenemos palabras para lo que nos ha ocurrido.“

 

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Sala de duchas en el sotano de la lavandería

8. Plaza de las formaciones

Plaza de las formaciones

La plaza de las formaciones era el punto central del campo de los presos. A la izquierda, mirando desde el portal, quedaban las barracas en que se alojaba a los presos. A la derecha estaban la lavandería, la cocina de los presos, la prisión del campo y la enfermería de los presos. Dos o tres veces al día tenía lugar en la plaza de las formaciones la llamada formación de recuento. Así controlaba la SS la presencia de los presos. En cada ocasión se añadía a los presos recién llegados y se daba de baja de las listas a los muertos. Con las formaciones, la SS también escenificaba el poder que tenía sobre los presos. Estos tenían que permacecer en pie en perfecta formación y en posición de firmes, hiciera el tiempo que hiciera, sin importar si llovía, nevaba o brillaba el sol. A eso se añadían los maltratos por parte de miembros de la SS y los Kapos. Si el número de presentes no cuadraba con el de quienes figuran en las listas, los procedimientos podían prolongarse horas y hasta una noche entera.

El polaco Stefan Krukowski recuerda: „Otra forma de llenar el tiempo libre eran las formaciones que se prolongaban varias horas. A veces había un motivo, como era el caso de una fuga. Entonces permanecíamos en pie tanto tiempo como hiciera falta para que el recuento de los presos cuadrara. A veces se trataba de practicar ejercicios. Nos reservaban este tormento especialmente si llovía. El permanecer plantados en pie durante horas llegaba a su fin una vez que nos habíamos calado hasta los huesos, cuando apenas podíamos levantar las piernas del suelo y cuando tras la barraca yacían ya algunos candidatos para el crematorio.“

 

9. La Barraca 1

La Barraca 1

La SS había designado a un pequeño número de presos del Campo que tenían poder sobre los demás detenidos. Los primeros, los llamados presos-funcionarios o Kapos, tenían que ocuparse del orden en el campo y muchos ejercían para ello una violencia brutal. La SS reservaba para estos presos mejor alimientación y condiciones de alojamiento, así como otros privilegios. Mediante este sistema se podía reducir en gran medida el despliegue de fuerzas necesario para la administración y la vigilancia. Al mismo tiempo, este trato desigual hacía más difíciles los lazos de solidaridad entre los presos.

En la mitad derecha de la Barraca 1 estaba situado el Secretariado del campo. Un Kommando propio de escribientes tenía que mantener una contabilidad minuciosa sobre el estatus y los datos personales de los presos. Los Secretarios del campo asignaban a los presos a los Kommandos de trabajo y a los subcampos. Con ello tenían una influencia importante sobre las condiciones de cautividad de sus compañeros presos. En medio de la barraca se encontraba la „Cantina“. Aquí los presos-funcionarios y otros privilegiados podían conseguir, como „incentivos al rendimiento“, bienes como tabaco, artículos de higiene y, muy ocasionalmente, también algunos suplementos alimenticios. En la mitad izquierda estuvo situado a partir de 1942 un burdel para los presos, donde eran explotadas sexualmente prisioneras del campo de concentración de mujeres de Ravensbrück. Como contraprestación por el trabajo en el burdel se les había prometido la liberación del campo de concentración, una promesa que sin embargo no se cumplió nunca. La visita al burdel únicamente estaba permitida a algunos pocos presos privilegiados.

 

10. Barracas de los presos

Barracas de los presos

Las barracas del campo de los presos estaban previstas para cerca de 300 de ellos, pero en la segunda mitad de la Guerra en algunas barracas se albergó en ellas hasta a 2.000 personas. Estaban divididas en dos salas, A y B, y y estas a su vez en un dormitorio y un salón. Este último quedaba reservado para los pocos presos-funcionarios. En la mayor parte de los casos dos y hasta más presos tenían que compartir una plaza para dormir en las literas de madera. Con frecuencia sólo había sábanas y colchones de paja para los presos-funcionarios. Todo el resto no solía tener más que una vieja manta de lana. El curso del día en el campo estaba marcado a la vez tanto por la agitación como por la monotonía.

El austriaco Hans Maršálek escribió: „En el campo central y en casi todos los campos exteriores los presos eran despertados a toque de campana. Desde la primavera hasta el otoño a las 4.45 Uhr y en invierno a las 5,45. Tras esta llamada para despertarse había que levantarse inmediatamente y entonces se repetía diariamente el siguiente ritual frenético: Los sacos de paja tenían que alisarse con ayuda de tablas, con los lados formando un ángulo recto y las colchas dobladas cuidadosamente. Había que situarse en formación delante de las letrinas y de los lavabos, lavarse y vestirse rápidamente, y hacer de nuevo fila para la sopa y el café, lavar después la escudilla y colocarla en el armario en el sitio previsto para eso. Entonces venía la formación delante de las barracas de las columnas que se dirigían a la plaza para el recuento. Todo esto ocurría en medio de empujones y golpes, acompañado de las órdenes del personal de la barraca, que apremiaban con gritos en varias lenguas como: „raus, schnell, bistro, rápido, ausrichten, marsch“ etc.

 

11. "Barraca de los judíos"

Barraca de los judíos. Foto: Stephan Matyus

En la sala B de la Barraca 5 se alojaron en el periodo que va desde 1941 hasta 1944 presos clasificados como judíos. Estaban aislados de todo el resto de los presos y se situaban en el extremo inferior de la jerarquía del Campo. Recibían menos alimentación, peores vestimentas y en invierno absolutamente ninguna protección contra el frío. Igualmente se les vetaba cualquier atención médica. Los presos judíos eran destinados a los Kommandos de trabajo especialmente duros. En estas circunstancias la mayor parte perdía la vida pocos días o pocas semanas después de su ingreso en el campo. Otros eran directamente asesinados y morían por ejemplo „por disparos en el curso de una fuga“ (que nunca había sido tal) o se les lanzaba desde lo alto del muro de la cantera. También podían ser empujados contra la alambrada electrificada o – como era el caso de muchos otros presos ya no aptos para el trabajo – eran asesinados en las instalaciones del Castillo de Hartheim dedicadas al asesinato mediante gas letal.

El austríaco Josef Herzler, uno de los pocos supervivientes de la conocida como barraca de los judíos recuerda: „El barracón estaba rodeado, en el interior del campo, con un alambre de espinos extra. Después del trabajo teníamos que entrar inmediatamente en la barraca; [no había] ninguna posibilidad de contacto con otros presos [...] Nos instalábamos en lo que se conocía como ‚el estilo de las sardinas‘, es decir, que no había cama, ni cubierta. Teníamos que pasar la noche cabeza contra pies y pies contra cabeza, apretados y de lado, sobre el suelo desnudo, encima de nuestra miserable vestimenta de presos.“

 

12. La alambrada y el vertedero de cenizas

Foto: Stephan Matyus

El recinto de alambre de espino al norte del campo es una reconstrucción del año 1947 que debería proporcionar una idea de la posición y las dimensiones del recinto original. La SS empujó a numerosos presos contra las alambradas. En los registros de las muertes estos asesinatos fueron en la mayor parte de los casos disimulados con la denominación engañosa de „suicidio“ o „intento de fuga“.

El austríaco Ernst Martin testimonia sobre estos la puesta en escena de estos asesinatos: „El campo estaba rodeado con un alambre de espinos electrificado (380 V). Los presos eran así obligados, en su mayor parte los recién llegados […], a ir hacia esta alambrada. La consecuencia solía ser que el preso no estaba muerto inmediatamente, sino que permanecía colgando de la alambrada con quemaduras y que resultaba martirizado durante horas, hasta que […] o bien había quedado completamente carbonizado, o bien se le mataaba de un tiro. También puede decirse aquí que no había ningún suicidio, sino que en realidad todos iban obligados hacia la alambrada, salvo muy pocas excepciones en que sabían que tenían que morir y vieron, en su desesperación, en esta forma de perecer la única forma de abreviar su padecimiento.“

En el exterior de la alambrada un monolito y una cruz marcan el llamado vertedero de las cenizas. Aquí se encontraba una escombrera, donde desde 1944 también eran esparcidas las cenizas de los cuerpos de los presos que eran incinerados en el crematorio.

 

13. Campo de las tiendas

La alambrada

En los terrenos situados fuera del campo de los presos se erigió en agosto de 1944 un campo de tiendas, que sirvió como alojamiento provisional para grandes grupos de presos recién llegados. A principios de 1945 fueron hacinados aquí trabajadores forzados judíos de Hungría, hombres, mujeres y niños. Una parte había sido traida en marchas a pie desde la zona fronteriza entre el Reich alemán y Hungría hasta Mauthausen. En dichas marchas las personas que estaban agotadas y enfermas fueron asesinadas por disparos de los vigilantes.

El húngaro Stephan Virányi describe la situación en el campo de las tiendas: „Las tiendas habían sido montadas para 800 personas como máximo, [y sin embargo] se hacinaban más de 2000 personas en una misma tienda. [...] No se disponía de paja ni de madera y todavía eran unos afortunados los que además de su colcha disponían de otra más para tenderse sobre el suelo sin nada más.

Cada día el despiojarnos nos llevaba entre una y una hora y media. [En aquellos] cuya fuerza de voluntad no se quebrantaba, pronto desaparecían tanto las fuerzas mentales como las físicas, y eso llevaba en breve tiempo a una muerte silenciosa. [...] En la mañana sólo podíamos salir fuera pasando por encima de numerosos cadáveres y [allí] yacía ya un montón con más muertos [...].“

La mayor parte de los presos judíos fueron llevados en aquellos momentos desde el campo de las tiendas hacia el campo provisional de acogida de Gunskirchen, en las cercanías de Wels. Allí las condiciones no fueron mejores.

 

14. Barraca de las cocinas

Foto: Stephan Matyus

En la barraca de las cocinas un Kommando de presos preparaba la comida tanto para los SS como para los presos del campo de concentración. Mientras que los vigilantes recibían una alimentación buena, la masa de los presos permanecía sistemáticamente subalimentada. Incluso en los primeros años, cuando la alimentación en el campo de concentración seguía siendo mejor – era frecuente que los alimentos – en su mayoría aguados – alcanzasen como máximo 1.500 calorías, y esto pese a que los presos estaban sometidos a trabajos que en su mayor parte eran físicamente duros. En los meses previos a la liberación del campo la escasez de alimentos condujo a una dramática situación de muerte masiva.

La SS dejaba conscientemente que los presos sufrieran el hambre para debilitar su vitalidad e intensificar la lucha por la existencia entre los presos del campo de concentración. Sólo se podía sobrevivir con alguna alimentación suplementaria. Los presos-funcionarios recibían mayores raciones. Algunos grupos de presos podían recibir paquetes con alimentos de sus familiares. Para no perecer por el hambre, los presos recurrían a sus propias estrategias.

El sobreviviente Hans Maršálek escribió:

„Día y noche a uno le perseguía la sensación de hambre. Los hambrientos hablaban de comida en cada ocasión que se les ofrecía. […] Hacían trueque: cambiaban rodajas de embutido o de pan por sopa […], ropa interior o alguna prenda de vestir por comida. Inspeccionaban su sitio de trabajo en busca de algo comestible, comían raíces, hierba, brotes de hojas, bellotas, ratas, gatos, perros, todo tipo de desechos y carbón vegetal. Asaltaban a quienes llevaban la comida o intentaban lamer de las ollas vacías alguna gota que quedase del potaje de verduras. […] Durante la noche intentaban robar pan.“

 

15. Cementerios

Cementerios

Aquí, donde se situaban las barracas del campo de cuarentena, se encuentra hoy un cementerio.

En los últimos meses previos a la liberación murieron unos 45.000 presos del campo de concentración y de sus subcampos. La capacidad de los hornos crematorios ya no alcanzaba para incinerar a todos los muertos. Por ello los SS hicieron enterrar miles de cadáveres en una fosa común junto al lugar conocido como „Tilo de Marbach“ (Marbacher Linde), al este del campo de concentración de Mauthausen.

Cuando el ejército de Estados Unidos liberó el campo de concentración, se encontraron con cientos de cadáveres sin sepultar. Los liberadores americanos improvisaron cementerios para enterrar a estos muertos. Todavía después de la liberación murieron muchos presos debido a las enfermedades y la inanición. También estas personas fueron enterradas en los nuevos cementerios.

En las décadas que siguen al fin de la Guerra se abrieron estos enterramientos. Los restos mortales de los presos fueron exhumados para identificarlos. Algunos fueron trasladados a su país de origen y otros inhumados nuevamente en los nuevos cementerios que se instalaron en el campo de cuarentena y en el campo II. Estos cementerios son hoy la última morada para más de 14.000 muertos del campo de concentración. Puesto que la mayoría de los muertos fueron incinerados en los crematorios, no existen tumbas para ellos. En ausencia de ello, los monumentos y los crematorios cobran un sentido como lugar de recuerdo individual.

 

16. "Recinto de cuarentena"

Foto: Stephan Matyus

Este recinto, un área separada del resto del campo con un muro de piedra, donde se situaban las barracas 16 a 20, sirvió siempre para el aislamiento de determinados grupos de presos. Inicialmente se alojó aquí a presos enfermos, separados del resto en el llamado „Sonderrevier“ o „sanatorio especial“. Después, a prisioneros de guerra soviéticos.

Pero durante mucho tiempo se situó aquí la llamada Cuarentena. Todos los presos recién llegados tenían que pasar en el campo de cuarentena entre dos y cuatro semanas. Con ello se debía evitar la propagación de enfermedades contagiosas. Era también el momento en que los presos se acostumbraban al terror del campo y aprendían las reglas de comportamiento que importaban para sobrevivir.

La „cuarentena“ era también una manera de proceder a separar a los enfermos y los débiles. Las barracas del campo de cuarentena estaban la mayor parte del tiempo completamente llenas con 1.000 y más presos; no había ni camas ni mantas. Los malos tratos por parte del personal de la barraca estaban a la orden del día. Las condiciones de vida particularmente duras llevaban a un gran número de muertes entre los presos aquí hacinados.

 

17. Campo de concentración de mujeres

Foto: Stephan Matyus

Las barracas que van de los números 16 a 18 no fueron utilizadas ya desde principios de 1945 como campo de cuarentena. Tras la llegada de cerca de 2.000 mujeres y niños desde el campo de concentración femenino Ravensbrück la SS destinó estas barracas al llamado campo de mujeres.

Con pocas excepciones, en el campo central de Mauthausen hasta ese momento sólo se había internado a hombres. Hay el precedente de 3.000 mujeres presas que ya habían sido registradas oficialmente a partir de septiembre de 1944 en el llamado Campo de concentración de mujeres de Mauthausen, aunque trabajaban en subcampos creados para la industria de guerra.

En las últimas semanas que preceden a la liberación llegaron a Mauthausen más grupos numerosos de mujeres procedentes de los campos de concentración evacuados. En parte, fueron deportadas de nuevo y, en parte, quedaron alojadas en barracas en la cantera y en el campo sanitario. En conjunto pudo haber unas 10.000 mujeres presas en el complejo concentracionario de Mauthausen.

 

18. Barraca 20 Barraca de la muerte

Foto: Stephan Matyus

Aquí, donde en los tiempos de actividad del campo se situaban las barracas que iban del número 16 al 20, se instaló en el otoño de 1941 una zona del campo separada para prisioneros de guerra soviéticos. Eran considerados por los nacionalsocialistas como enemigos ideológicos. Apenas recibían alimentación y a pesar de ello tenían que desempeñar los trabajos más duros. Muchos fueron trasladados a los campos de concentración para que la SS los asesinara aquí. Para ello se instalaron un dispositivo para el asesinato mediante un tiro en la nuca y la cámara de gas.

La barraca 20 se considera como „barraca de la muerte“. En los años 1944 y 1945 se mantuvo aqui internados a prisioneros de guerra en condiciones terribles. En una situación desesperada, unos 500 presos de la barraca 20 emprendieron en la noche del 2 de febrero de 1945 un intento de fuga. Atacaron con extintores, lanzaron objetos a ambas torres de vigilancia yprovocaron un cortocircuito en la alambrada electrificada arrojando mantas y prendas mojadas. Una gran parte de los presos perdió la vida por el fuego de ametralladora de los vigilantes.

Más de 400 consiguieron escapar. Fueron perseguidos por la SS, la policía y la población local, descubiertos y en la mayor parte de los casos asesinados allí mismo. Estos hechos fueron llamados cínicamente „Mühlviertler Hasenjagd“, „La cacería de conejos del Mühlviertel“ en referencia al escenario de los hechos. Sólo sobrevivieron once presos.

Josef Radgeb, párroco de Allerheiligen, a 12 km al noreste de Mauthausen, escribió sobre estos sucesos en su diario:

„2.2.1945. ... parece que 400 presos se han fugado en Mauthausen. […] Los presos son cazados como criminales preligrosos. Han escapado descalzos. Durante tres días no tuvieron nada para comer ... En los bosques se siguen escuchando disparos. [...] La gente tiene miedo y no dan nada, a pesar de que no se trata en absoluto de criminales peligrosos y de que no han hecho nada a nadie. Ante una cobardía tan clara no hay ninguna compasión, y también nuestra gente imita en parte a los SS, que sin compasión derriban a tiros a todos los que atrapan.“

 

19. Campo II

Foto: Stephan Matyus

Este recinto cercado por un muro de piedra, donde hoy están enterrados los restos mortales de cerca de 3.000 presos fallecidos tras la liberación, se construyó en 1941. Más tarde se ubicaron allí cuatro talleres y a partir de 1944 se utilizó este patio como recinto de cuarentena. Los presos llegados en este tiempo en transportes muy grandes tuvieron que pasar aquí las primeras semanas en medio de las condiciones más duras.

Esta parte del campo denominada „Campo II“ se convirtió en los meses previos a la liberación en un centro de la resistencia organizada de los presos. A partir de 1944 un grupo de presos poíticos consiguió formar una organización secreta. Su meta fue en primer lugar formar una red de apoyo para los presos en situación de necesidad y ocultar a los ojos de los SS a presos que se encontraban en especial peligro. En las semanas previas a la liberación este grupo consiguió preservar pruebas y prepararse para un posible enfrentamiento armado contra la SS. La resistencia en el campo de concentración no puede sin embargo ser reducida a estas formas de resistencia armada por parte de unos pocos. La solidaridad con los demás presos, el mantener la voluntad de sobrevivir y la conservación de la autoestima también forman parte de ella. En un lugar en que la deshumanización es el objetivo y la normalidad, todo intento de mantener la condición de humanos debe ser visto como un acto de resistencia.

 

20. Campo III

Foto: Stephan Matyus

En el otro lado de este muro se encontraba el llamado Campo III, que era una ampliación del campo de detención original. Durante los últimos meses de la guerra se convirtió en un espacio de la muerte masiva y del asesinato en masa sistemático, pero también de la resistencia.

Hacia el fin de la guerra el campo de Mauthausen fue destino final de grandes transportes desde otros campos de concentración que habían sido cerrados. Las consecuencias fueron una superpoblación creciente y una aguda carencia alimentaria. En 1945 murieron en Mauthausen y en sus subcampos una media de más de 200 presos al día, la mayor parte debido a la subalimentación y debido a la carencia de cualquier atención sanitaria. Los débiles y los enfermos eran sistemáticamente asesinados.

A finales de abril de 1945 la SS reunió en el Campo III a unos 1.400 enfermos, ancianos y personas físicamente débiles. Estaba previsto que en los días sucesivos fuesen asesinados en la cámara de gas. Sin embargo, el resto de los presos consiguió sacar a una gran parte de ellos del Campo III y esconderlos en otras barracas, salvándolos así de una muerte segura.

Tras la liberación, el campo III quedó durante mucho tiempo en un estado de total abandono. En el año 1970 se acabaron retirando los muros y las torres de vigilancia que permanecían.

 

21. Enfermería

Foto: Stephan Matyus

La llamada enfermería era un lugar donde ciertos presos recibían ayuda médica. Al principio estaba ubicada en unas sencillas barracas de madera. A finales de 1944 se terminó la denominada enfermería nueva, un edificio construido en ladrillo, y en parte se empezó a ocupar. Constaba de un pequeño hospital. Con esta ampliación de la asistencia médica la SS buscaba la conservación de la capacidad de trabajo le los presos que consideraba importantes – como es el caso de los presos-funcionarios o de los trabajadores especializados. La mayor parte de los presos, sin embargo, apenas recibió atención medica o ninguna en absoluto.

Las lesiones y la enfermedad eran parte de la vida cotidiana en el campo. La alimentación insuficiente y el duro trabajo físico consumían a los presos. También la falta de higiene favorecía la propagación de las enfermedades. La violencia cotidiana y las medidas insuficientes de seguridad en el trabajo tenían con frecuencia como consecuencia lesiones. Los enfermos graves y los presos inaptos para el trabajo eran considerados inútiles, siempre que no perteneciesen a los grupos de presos privilegiados. Eran utilizados por parte de los médicos SS para experimentos médicos, asesinados mediante inyecciones letales o en la cámara de gas, o abandonados a su suerte en espacios separados dentro del campo.

La antigua enfermería se utiliza desde 1970 como edificio del museo, para lo cual fue objeto de una profunda reforma.

En la planta baja puede visitarse la exposición permanente „La historia del campo de concentración de Mauthausen 1938 – 1945“ y en el sótano la exposición „Mauthausen, escenario del crimen – La búsqueda de las huellas“. La siguiente sección del audioguía se encuentra en el sótano, al final de la exposición.

 

22. Crematorios y zona de ejecuciones

Crematorios

En los siguientes espacios del sótano se encontraban la zona de ejecuciones y los crematorios. Aunque los fallecidos y los asesinados en los primeros momentos fueron incinerados en los crematorios municipales de Steyr y de Linz, el primer horno crematorio propio del campo entró ya en funcionamiento en el año 1940. En 1942 se añadió el segundo y en 1945, poco antes de la liberación, un tercer horno. La SS también encargó la instalación de otros hornos crematorios en el campo anejo de Gusen y en los campos exteriores de Melk y Ebensee.

Estos crematorios no sólo servían a la SS para deshacerse de los cadáveres, sino también de los indicios visibles en ellos de violencia y carencia de atenciones. Para la cremación de los cadáveres se empleaba a Kommandos de presos que eran alojados en este sótano, separados del resto del campo.

A partir del año 1941 se instalaron aquí elementos para el asesinato masivo: una sala de ejecuciones con un dispositivo para el tiro en la nuca y una horca. A principios de 1942 la SS puso en funcionamiento una cámara de gas. En ella fueron asesinados hasta mayo de 1945 un mínimo de 3.500 presos con el gas letal Zyklon B. Nadie entre el personal de la SS que fue acusado después de 1945 de crímenes en el campo de concentración de Mauthausen intentó nunca negar la existencia de la cámara de gas en Mauthausen y el asesinato de personas en ella.

 

23. Prisión del campo

Foto: Stephan Matyus

La prisión del campo, el llamado „Bunker“, fue terminada de construir en 1940. Contaba con 33 celdas. El arresto – que frecuentemente también resultaba más severo unido con el tener que permanecer a oscuras y con la privación de comida – era una de las medidas oficiales de castigo que podía imponer el Comandante del campo. Lo hizo con frecuencia arbitrariamente. Se sancionaban el quebrantamiento de numerosas normas y prohibiciones que en parte eran desconocidas de los presos y que con frecuencia eran contradictorias entre ellas.

El Bunker servía también para el alojamiento de determinados presos que habían sido transferidos a Mauthausen para su ejecución. Varios fueron ejecutados a tiros en el patio trasero del Bunker, otros fueron asesinados en la cámara de gas o en la sala de ejecuciones. Los interrogatorios llevados a cabo por la SS y la Gestapo en el Bunker iban ya acompañados de torturas y de los peores maltratos.

El alemán Josef Drexel recuerda una celda en el Bunker: „Como todas las demás celdas, estaba completamente vacía – excepción hecha del cubo para las necesidades. […] Las paredes y las puertas, cubiertas con confesiones desamparadas de los presos...

En estas celdas no se permanecía siempre sólo. Se solía recibir compañía, aunque sólo fuera fugazmente, durante horas o días. […]. Entonces se abría la puerta, sobre todo hacia el final de la tarde, con frecuencia en la noche, y un hombre que se tambaleaba era empujado hacia dentro y por algún tiempo era tu compañero de celda, hasta que volvía a mantenerse en pie y caminar solo. La mayor parte de las veces el preso que había sido traido se estiraba inmediatamente, boca abajo, enfebrecido y en un estado terrible, sin palabra y gimiendo en una esquina.“

 

24. Liberación

Foto: Stephan Matyus

El portal que da paso al patio de los garajes de la SS estaba presidido por el símbolo del águila nazi. El 5 de mayo de 1945, el día de la liberación del campo de concentración de Mauthausen, un grupo de presos lo arrancó y lo derribó. Así hacían desaparecer un símbolo claramente visible del reino nacionalsocialista del terror.

En los últimos días antes de la liberación del campo reinaba un desorden caótico. Las cifras de la muerte eran enormes. La SS intentó borrar las huellas de sus crímenes. Ordenaron destruir materiales probatorios y asesinar a testigos. En la mañana del 3 de mayo de 1945 fue la última vez en que los presos tuvieron que formar para el recuento. Tras ello la SS entregó la vigilancia a una unidad de los bomberos de Viena y abandonó el campo.

El 5 de mayo hacia el mediodía alcanzaron el campo dos vehículos blindados de reconocimiento americanos. Los guardianes que quedaban fueron desarmados y el ejército de Estados Unidos tomó el control del campo ya liberado.

A esas alturas unos 190.000 presos habían sido deportados a Mauthausen para todo el período que va de agosto de 1938 a mayo de 1945. Al menos 90.000 habían perdido la vida en el campo principal o en uno de los campos exteriores. Muchos murieron todavía en las semanas y meses posteriores como consecuencia de su cautiverio en el campo de concentración. Tras la guerra sólo unos pocos responsables fueron llevados ante los tribunales para rendir cuentas de sus actos. Muchos miembros de la SS, colaboradores del sistema y sus beneficiarios pudieron seguir viviendo en la sociedad de posguerra sin sufrir molestia alguna.

 

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